La vida son cuatro días.
Dos para prepararse y dos para esperar.

¿Esperar qué?
¿Prepararse para qué?

En una vida tan corta no malgastes el tiempo con  innecesarias cosas, como enfados por tonterías, discusiones, etc.

Sé auténtico y sincero con tu corazón y dile a tus seres queridos a quien amas; “te quiero”, “me gusta verte cada día”, no pretendiendo quitarle la libertad a nadie. Sabiendo que los hijos están para volar e irse de nuevo con sus vidas.

Muchas veces pretendemos una totalidad, esperamos que los demás nos completen. Los pobres seres humanos no pueden ser totales; además las cosas van cambiando. Lo que hoy parece un gran amor, mañana no parece tan grande. Y pasado mañana, será una repetición habitual, entonces empezarás de nuevo a buscar aquí y allá, intentando encontrar esa gran totalidad. Sin darnos cuenta de que esa gran totalidad está en nosotros.

En la vida no existe la totalidad, sólo existe la ilusión de la totalidad. Un hombre inteligente comprende que la vida no es perfecta ni tiene por qué serlo. Es imperfecta. Todos somos seres imperfectos. Aunque no te gusten ciertos detalles en una persona, puede que te gusten otras cosas de ella. Sé más realista e intenta comprender que todo el mundo tiene defectos, y amarlo tal como es, con sus luces y sus sombras.

Todas las mujeres son casi iguales y los hombres también. No hay grandes diferencias: algunos tienen el pelo castaño y otros rubio… Toda la humanidad debería vivir en una atmósfera de cariño en la que haya libertad para que el aburrimiento no se asiente.”

¿QUÉ LE DECIMOS A LOS QUE QUEREMOS?

¿QUÉ NOS QUEDAMOS SIN DECIR?