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¿Qué es y para qué nos sirve el miedo?

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miedo

 

Según la RAE, el MIEDO se define como:

            a. Angustia por un riesgo o daño real o imaginario.

            b. Recelo o aprensión que alguien tiene de que suceda algo contrario a lo que desea.

 

El MIEDO es una EMOCIÓN BÁSICA Y PRIMARIA que en un primer momento se experimenta ante un peligro real e inmediato que pone en peligro o riesgo la salud y la vida. Es un mecanismo adaptativo, siendo su función la de la supervivencia.

Como bien podéis intuir, actualmente, en la sociedad que vivimos, el miedo no sólo responde ante un peligro real, si no también a un peligro imaginario (posible o no). Aunque su función seguiría siendo similar, en este caso la de evitar un daño emocional.

La respuesta ante una situación amenazante, de miedo, es la de huida o evitación. Todo nuestro cuerpo se moviliza, cargándose de energía para dar una respuesta de escape.

En ocasiones, no se puede huir o evitar la situación de peligro, por lo que toda esa activación fisiológica que sufrimos (respiración más acelarada, aumento de la presión arterial, sudación, sequedad de boca, dilatación pupilar, aumento de la tensión muscular…) se utiliza para enfrentarnos a la situación amenazante, para la lucha. Y es en ese momento donde podemos pasar del miedo a la IRA.

La respuesta ante el miedo también puede ser de bloqueo, inmovilización o entorpecimiento de la conducta. Esto es debido a que la respuesta ante un peligro tiene una forma de U invertida. Es decir, a mayor activación mayor rendimiento hasta llegar al  nivel óptimo. Una vez a partir de ahí si seguimos aumentando la activación se producirá un peor rendimiento.

Algo similar ocurre ante situaciones habituales de nuestro día a día, que pueden provocarnos miedo y no damos salida a toda esa energía acumulada a nivel fisiológico pudiendo generarnos distintos síntomas o trastornos emocionales, como; ansiedad, estrés, fobias, ataques de pánico…

Dentro del miedo existen “grados”, como por ejemplo; pánico, susto, horror, terror, temor… Y en ocasiones hay personas que “necesitan” sentir miedo o incluso puede llegar a ser adictivo. Todos conocemos la sensación de experimentar miedo en situaciones controladas y en donde en el fondo nos sentimos seguros, como en parques de atracciones o películas “de miedo”.

Todas las EMOCIONES son BUENAS, ya que su función es adaptativa. es decir, nos ayudan a adaptarnos a los requerimientos del entorno o la situación. Aunque solemos distinguirlas en “BUENAS” o “MALAS” según la sensación que nos provocan, de bienestar o malestar.

Experimentar todas las emociones no es malo, ya que como hemos visto no hay emociones “buenas o malas”, aunque sí es necesario que observemos atentamente qué nos quieren decir. El miedo nos indica que hay elementos a los que debemos atender.

Por último, la capacidad de gestionar el miedo la tenemos en los primeros aprendizajes. Si una persona estuvo rodeada o expuesta en su infancia de elementos estresantes durante un largo periodo de tiempo, será más propensa a desarrollar estados de ansiedad, a tener una hipervigilancia, a estar en un estado de mayor alerta, a desconfiar, o a intentar controlar distintas situaciones…

Por lo tanto es importante ser conscientes del entorno que nosotros mismos generamos a los que nos rodean y en especial a los más pequeños. 

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